la sala fría cuenta con un pavimento de opus tessellatum, de grandes teselas blancas, y con su piscina muy bien conservada, enlucida de opus signinum.
La sala tiene varias puertas hacia el norte, una que comunicaba con el área de servicios y otra que da a un pequeño espacio que debe ser el vestíbulo, con otra puerta hacia la calle y cuya fachada estaba realzada con varias pilastras de piedra caliza.
Además, otra puerta que conserva su dintel in situ daba acceso al tepidarium desde la zona de servicios. Hacia el sur estarían las letrinas pero peor conservadas. Y continuamos con el pozo descubierto en la zona donde apareció el altar dedicado a la Diosa Salud.
Cuando concluyan estos trabajos los arqueólogos ya habrán delimitado sus tres estancias más destacadas, entre ellas el caldarium, la sala de agua caliente, que mantiene todos sus componentes más característicos: las taquillas, una calefacción de doble suelo, una bañera de mármol y una pileta circular donde los bañistas se hidrataban con agua fría.