Necrópolis oriental

En mayo del 2012 se llevaba a cabo la intervención en la necrópolis oriental y se halló un recinto funerario, que fue usado en las épocas romana y medieval, en los terrenos donde está situado el centro de recepción de visitantes. Se han documentado cerca de un centenar de tumbas romanas, en fosas excavadas en el terreno y revestidas de lajas de piedra. Destacan allí varias tumbas romanas hipogeas, a modo de mausoleos familiares, que disponen de una serie de nichos en las paredes para poder albergar las urnas que incluirían los restos incinerados. Estas tumbas monumentales pertenecerían a familias con un cierto poder adquisitivo, que construyeron estos monumentos en el cambio de era o el siglo I d.C., mientras que las inhumaciones individuales se fecharían entre los siglos II-IV d.C.

En 2019, durante la construcción de un nuevo acceso al centro de recepción de visitantes, se localizaron dos enterramientos similares a los ya excavados años atrás en esta necrópolis, fechándose, por tanto,  en época romana.

Se trataba de tumbas de inhumación realizadas mediante fosas abiertas en el terreno y revestidas de lajas de piedra acuñadas con ripios, con una orientación noroeste-sureste, donde la posición de los cadáveres era decubito supino frontal, con los brazos cruzados sobre el abdomen y la cabeza de uno de los esqueletos (el otro carecía de ella) mirando al sureste. No se encontraron restos de las cubiertas, desaparecidas posiblemente por las labores agrícolas y en una de ellas, correspondiente a una joven de en torno a los 16 años, apareció un collar o pulsera, elaborada con cuentas de oro, pasta vítrea, perlas, resina fósil, cornalina y azabache.

Tumba hipogea de la necrópolis oriental.

Vista de una tumba en la necrópolis oriental.

Las ciudades de los muertos

Las leyes romanas prohibían expresamente las inhumaciones dentro de los núcleos habitados lo que propició la aparición de las necrópolis o ciudades de los muertos que se levantarían, principalmente, a los lados de las vías de acceso a la ciudad. Esta costumbre, que está documentada en Torreparedones en al menos dos zonas (la existente junto al Centro de Visitantes y la de la zona Norte, aún no excavada) y con toda probabilidad se mantenía tanto por tener una fácil comunicación con la ciudad, como por situarse en un lugar muy visible donde cualquier podría leer los epitafios y recordar al difunto más allá de la muerte.

Las necrópolis son, a su vez, un reflejo de la ciudad de los vivos ya que en ellas se sigue reflejando la posición social y económica del individuo fallecido, de ahí, nuevamente, el que las principales tumbas se situasen en las zonas de mayor tránsito próximas a la ciudad. Aún así, la distinción entre unos y otros no parece darse en las parcelas de enterramiento donde pueden aparecer mezclados personajes pudientes con esclavos o libertos que, en ocasiones, costeaban lujosos monumentos funerarios donde reflejar la propia autorrepresentación social que se les había negado en vida. No obstante, sí que parece que en los lugares donde existía más de una necrópolis, las élites solían elegir una de ellas para levantar sus sepulcros. Así parece que ocurre en Torreparedones donde se tiene constancia de tumbas más monumentales en la necrópolis Norte, si bien al no haber sido excavada es un extremo que aún no podría del todo constatarse.

No obstante, una excavación de urgencia realizada en 2014 descubrió  los restos de la cámara de una tumba monumental, datada en los inicios del Imperio romano, así como elementos de su ajuar funerario. La cámara era similar a la denominada tumba de los Pompeyos, y en ella se habían reutilizado bloques pétreos procedentes de —al menos— otra tumba monumental más antigua, en forma de edícula abierta, con decoración en relieve al exterior, de época tardorrepublicana.

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Las necrópolis de Torreparedones

El tamaño y la importancia de la antigua ciudad  ubicada en el parque arqueológico de Torreparedones, propició la existencia de, al menos, dos necrópolis de época romana. La hoy visitable, junto al Centro de Visitantes, y la que está documentada en la zona Norte, donde en 1833 se descubrió casualmente el mausoleo de los Pompeyos.