La sala IV nos introduce en dos aspectos de gran interés en la Cultura romana: la numismática, con una colección de más de 2.000 monedas, y la arquitectura de Roma, exhibiéndose diversos elementos constructivos entre los que se encuentran fragmentos de cornisas, basas de columnas, capiteles y otros elementos de esta índole hallados en el término de Baena.
La palabra «moneda» deriva de una de las advocaciones de la diosa romana Juno: Moneta (‘la que avisa’). Al parecer, esta diosa había prevenido a los romanos de la inminencia de ciertos desastres. Se le atribuía, por ejemplo, la salvación de la ciudad, cuando fue invadida por los galos en el 390 a.C.: los gansos que había dentro del recinto del santuario de Juno, situado en el monte Capitolio, alertaron con su cacareo a Manlio Capitolino, que pudo así repeler el ataque enemigo (LIV., VII 28, 7). Desde el siglo III a.C., la ceca de Roma se estableció en el templo de Juno Moneta.
Los romanos crearon distintas cecas o casas donde se fabricaban las monedas que habrían de servir para el pago de productos y servicios. En la provincia Bética, una de las más importantes fue la establecida en su capital, Corduba.
Mención aparte merece el espacio dedicado a la glíptica: el arte de grabar o tallar las piedras preciosas o cuños en acero para elaborar monedas y medallas. En esta sala del Museo se exhiben varias piezas de gran interés, destacando varios anillos de oro y, sobre todo, un camafeo con el retrato de una mujer romana donde resalta el color y la transparencia que adquirieron estas producciones en la época de Augusto buscando la riqueza y el brillo como desideratum supremo del arte.
Una de las vitrinas numismáticas del Museo.
Capiteles romanos en la Sala IV del Museo.
La numismática es una de las disciplinas auxiliares de la Historia; la ciencia de las monedas metálicas acuñadas, cuyo peso y ley están garantizados con una marca de quien la emite.
Aunque a veces las leyendas de las monedas pueden formar parte de un inventario de carácter genérico, es posible en muchos casos confirmar con ayuda de otras fuentes paralelas que tales leyendas hacen referencia a hechos históricos.
Desde el punto de vista técnico, de las monedas obtenemos datos de diversa índole: la calidad artística o la ejecución del retrato, los sistemas de fusión o de acuñación, los metales y aleaciones, etc.
La numismática ha aportado sus puntos de vista a propósito de problemas económicos, como el curioso retraso de los romanos en usar monedas; el extraño dualismo monetario de los siglos IV-III a. C. en que en Roma convivieron toscos pegotes de bronce (el aes rude) y monedas de plata inspiradas en las de la Magna Grecia; la adecuación al sistema griego denarius = drachma; las sucesivas modificaciones en el sistema y en la ley de los metales; la variedad de emisiones provinciales, y muchos otros fenómenos.También desde el terreno de la numismática, se ha estudiado cómo los depósitos de monedas desenterrados, incluso en zonas que quedaban fuera del antiguo Imperio, son testimonios de la difusión del comercio y del prestigio de las monedas romanas en los mercados.
Las ciudades de la antigua Roma destacaron por una extraordinaria arquitectura que, aún hoy, sorprende en enclaves como el parque arqueológico de Torreparedones y otros lugares en los que, a juzgar por los elementos que se muestran en el Museo Histórico de Baena, debieron existir suntuosos edificios.