En la muralla oriental de Torreparedones, construida en torno al año 600 a.C., se llevó a cabo una importante reforma en época romana republicana, consistente en sustituir una de sus primitivas puertas por otra de mayores dimensiones, flanqueada por dos grandes torres.
En 1990 se llevó a cabo su excavación parcial, siendo en 2006 cuando se documentó totalmente.
Tras esos estudios se pudo constatar que dicha se conformó en un momento muy posterior al de la erección del recinto fortificado de la ciudad, en época romana republicana, quizás, en el contexto de la guerra civil romana que enfrentó a César contra los hijos de Pompeyo.
Para llevar a cabo esta importante reforma debieron extraerse toneladas de piedra y tierra para incrustar las dos torres y abrir el correspondiente paso entre ellas.
Las torres se construyeron con un aparejo poligonal de gran porte, con bloques en forma de almohadilla, someramente escuadrados, asentados en seco, con ripios y lajas de piedra para asegurar su encaje. En su interior se dispone un muro en forma de cruz que conforma cuatro espacios rectangulares rellenos de tierra y cascote.
El hallazgo de sendas quicialeras en la zona más externa de las torres indica que la puerta estaba compuesta por dos hojas de madera de 1.5 m. de anchura cada una, por lo que se puede suponer una altura de unos 4 m.
Por su parte, a unos 14 m. hacia el interior, se ha documentado la presencia de una contrapuerta con sus correspondientes quicialeras.
El paso de entrada entre las dos torres estaba acondicionado para el tráfico rodado y contaba con dos acerados que permitían el paso de los peatones sin ser molestados por carruajes y caballerías. Aquí comenzaba el decumano máximo que atravesaba la ciudad y junto al que se han excavado diversas estructuras de carácter doméstico y diferentes épocas.
Hacia el interior se encuentra además una estructura circular de unos 5 metros de profundidad, a modo de pozo, cuya funcionalidad se desconoce y una tumba infantil de época tardorromana.
El decumano máximo en la puerta Oriental.
La puerta Oriental desde el interior de la ciudad.
Las puertas situadas en las murallas de la ciudad, servían básicamente para la estrategia militar y para controlar el acceso a la ciudad en tiempos normales. Eran fundamentales en casos de crisis de la salud pública, cuando ocurrían por ejemplo epidemias para controlar el acceso de posibles personas infectadas.
Cercar las ciudades con murallas era fundamental hasta tiempos modernos y en el caso de Roma, tratándose como se trataba, de un gran imperio en el que se sucedieron grandes guerras e insurrecciones, resultaba del todo imprescindible. Con la construcción de las murallas, las vías de acceso a la ciudad estaban perfectamente protegidas.
El acceso a la antigua ciudad que existió en el parque arqueológico de Torreparedones se lleva a cabo a través de una puerta monumental con dos grandes torres que flanquean el decumano máximo. Una de las calles principales que nos conducen al centro de la ciudad y al Foro.